Después del final de la Guerra Fría, y particularmente después de la victoria de la coalición liderada por Estados Unidos en la Guerra del Golfo, los expertos en defensa estadounidenses comenzaron a teorizar que se había producido una «revolución en los asuntos militares» (RMA). Creían que el uso de nuevas tecnologías y amplias capacidades de procesamiento de información en el campo de batalla contribuyeron significativamente a la victoria de la coalición contra Irak, que en ese momento no era una potencia insignificante.
El concepto RMA perdió brevemente importancia a principios del siglo XXI con el surgimiento de la guerra asimétrica. Sin embargo, dados los recientes avances tecnológicos y el resurgimiento de conflictos interestatales y de alta intensidad, surgen las siguientes preguntas: ¿Es hora de reactivar las discusiones sobre dicho concepto para desarrollar un “RMA 2.0”? Como país que enfrenta nuevos e importantes desafíos de seguridad, ¿cómo debería adaptarse Indonesia a estos cambios?
El mundo ha sido testigo recientemente de un aumento de las tensiones interestatales. En Europa, el conflicto ruso-ucraniano que continúa desde 2014 y que podría escalar hasta convertirse en una guerra total en 2022 no muestra signos de resolución. Algunos analistas incluso han predicho que la guerra podría llegar a un punto muerto. Mientras tanto, las tensiones entre Estados Unidos y China continúan aumentando en la región del Indo-Pacífico a medida que ambas naciones buscan influencia, particularmente en el Mar de China Meridional. Esto requerirá que los ejércitos de todo el mundo perfeccionen sus estrategias después de años de centrarse en la guerra asimétrica y la contrainsurgencia.
Los avances tecnológicos también están empeorando la situación. La guerra de drones durante la guerra entre Armenia y Azerbaiyán de 2020 llevó a los observadores a esperar que el uso de drones Definir el futuro de la guerra. Además, los actores no estatales también están utilizando nuevos medios y métodos. Por ejemplo, los hutíes en Yemen han utilizado drones y misiles antibuque para perturbar el tráfico comercial en el Mar Rojo. Ante estos acontecimientos, Indonesia debe adaptarse a la cambiante situación de seguridad fortaleciendo sus capacidades de defensa para mantener su soberanía.
Cuando se trata de fortalecer el poder militar de un país mediante la adquisición de nuevos activos militares, a Indonesia no le faltan iniciativas. El país ha firmado contratos para adquirir aviones de transporte Airbus A400M y aviones de combate Rafale. Indonesia también participa en el desarrollo conjunto en curso del avión de combate KF-21 Boramae con Corea del Sur y recientemente firmó un contrato para adquirir dos submarinos Scorpene Evolved. Es probable que estas iniciativas mejoren la potencia de fuego y las capacidades de proyección de energía de Indonesia.
Sin embargo, es importante recordar que una capacidad de defensa superior no consiste simplemente en poseer una cantidad significativa de recursos y tecnología, un error común entre los aficionados a la defensa. Idealmente, el ajuste doctrinal debería ir acompañado de iniciativas de adquisición para maximizar la eficacia de los activos militares de un país.
Aquí surge el concepto de lucha cooperativa en el juego. Al igual que el RMA, este principio enfatiza la importancia de ganar ventaja en la capacidad de procesamiento de información en el campo de batalla que pueda ser utilizada por todos los activos militares en un área de batalla determinada. Por ejemplo, un recurso puede pasar información a otros recursos, mejorando el conocimiento de la situación general. Este enfoque integrador beneficiaría claramente a Indonesia con su heterogénea gama de áreas operativas, que incluyen áreas urbanas, bosques tropicales, océanos abiertos y “aguas marrones” (por ejemplo, lagos y ríos).
El combate cooperativo también hace hincapié en la interconexión de diversos activos y sistemas de defensa, particularmente en el área de la tecnología de la información. En particular, el objetivo es mejorar la eficiencia operativa de diversos activos a través de un sistema integrado de mando y control. De esta manera, el combate cooperativo puede, en última instancia, minimizar las pérdidas tanto humanas como materiales en el cumplimiento de sus misiones.
Dado que Indonesia opera plataformas y sistemas de diferentes países, el país enfrenta desafíos en la implementación del principio de combate cooperativo debido a posibles problemas de compatibilidad. Sin embargo, Indonesia ya va por buen camino con el establecimiento de un holding de la industria de defensa, DEFEND ID, en abril de 2022. Esta iniciativa permitirá a la industria de defensa de Indonesia producir activos adaptados a las necesidades del país y al mismo tiempo garantizar que puedan operar dentro de un sistema integrado. Esto sienta las bases para promover un enfoque cooperativo en el combate.
Además, hubo una novedad notable con la reciente firma del contrato para la construcción del submarino Scorpene. En el marco de este programa, el constructor naval con sede en Francia Naval Group y PT PAL Indonesia, filial de DEFEND ID, construirán conjuntamente el submarino Scorpene en las instalaciones de este último en Surabaya, Java Oriental. Esta asociación podría abrir oportunidades para que la industria de defensa de Indonesia emprenda proyectos similares, mejorando así las capacidades generales de defensa del país, unificando sus sistemas y plataformas militares y, no menos importante, construyendo una economía que sea resistente a los desafíos de seguridad nacional o incluso a la guerra. La demanda de equipos de defensa podría aumentar significativamente.
Estos programas estratégicos también demuestran que es crucial que la industria de defensa de Indonesia elija cuidadosamente a sus socios. De hecho, este “RMA 2.0” también dependerá de la capacidad de la industria de defensa para proporcionar a las Fuerzas Armadas de Indonesia equipos y plataformas que les ayudarán a implementar plenamente el principio de combate cooperativo para lograr la superioridad sobre adversarios potenciales y los intereses soberanos de Indonesia para proteger y defender.
Considerándolo todo, es hora de que Indonesia reconozca el hecho de que la mera acumulación de diversos activos de defensa no es suficiente para abordar los desafíos de seguridad en constante evolución a menos que vaya acompañada de una revisión de su estrategia de defensa. El país debería ajustar su doctrina militar para aceptar lo que podría convertirse en una nueva versión de una “revolución en los asuntos militares”. Una iniciativa de este tipo requiere esfuerzos para integrar plataformas para operaciones de combate conjuntas, así como el desarrollo de la industria de defensa de Indonesia para satisfacer las necesidades del país de activos militares suficientes y apropiados.
Las opiniones expresadas en este artículo son personales.