El líder norcoreano, Kim Jong Un, movilizó fuerzas para distribuir vacunas mientras el país retirado se alejaba de la negación oficial y reconocía un brote cada vez mayor de COVID-19. Muchos de los casi 26 millones de residentes del país tienen sistemas inmunológicos debilitados debido a la desnutrición crónica y la falta de atención médica; los críticos del resultado dicen que Kim está gastando la mayor parte de sus ganancias en sistemas de armas que están desestabilizando la región.