Los semiconductores, comúnmente conocidos como “chips”, son pequeñas maravillas tecnológicas que permiten a los dispositivos electrónicos procesar y almacenar datos. Los chips, que alguna vez fueron considerados productos tecnológicos altamente especializados, se han convertido gradualmente en uno de los productos industriales más importantes del siglo XXI. Este cambio se produce cuando los chips se han convertido en componentes críticos en tecnologías clave como la inteligencia artificial (IA), la computación cuántica y el Internet de las cosas, todas las cuales tienen importantes implicaciones económicas y de seguridad. Al igual que con el petróleo, las naciones ahora compiten ferozmente por el control y la producción de chips, lo que desató una nueva batalla geopolítica. Esta batalla por el dominio amenaza la cadena de suministro global mientras los países compiten por el control de esta tecnología crítica.
A principios de mayo, el Ministro de Economía de Indonesia, Airlangga Hartanto, dijo que Indonesia estaba tomando medidas para construir su propio ecosistema de semiconductores. Esta iniciativa es uno de los aspectos más importantes de la visión de Indonesia «Indonesia Dorada 2045». Sin embargo, hay varios desafíos que se interponen en el camino para lograr este ambicioso objetivo.
La cadena mundial de suministro de chips está dominada por varias naciones clave, cada una de las cuales se especializa en diferentes segmentos de la producción de semiconductores. Taiwán y Corea del Sur son líderes en fundiciones de semiconductores y producen la mayoría de los chips del mundo. Estados Unidos está a la cabeza en el diseño de chips, con empresas como Intel, Qualcomm y NVIDIA a la cabeza. Los Países Bajos, a través de ASML, controlan más del 80 por ciento del mercado de máquinas de litografía y el 100 por ciento de la cuota de mercado de las máquinas de litografía EUV, que son esenciales para producir los microchips más avanzados. Japón, que alguna vez fue líder mundial en semiconductores, ahora se limita a producir materiales avanzados como obleas de silicio. China está invirtiendo mucho en la construcción de su propio ecosistema de semiconductores en respuesta a las restricciones comerciales de Estados Unidos.
Si Indonesia quiere convertirse en un actor en la cadena mundial de suministro de semiconductores, entrará en un entorno altamente competitivo dominado por varios actores establecidos. La industria de los semiconductores, en particular, tiene altas barreras de entrada debido a su naturaleza intensiva en capital. Para tener éxito, el gobierno de Indonesia debe realizar inversiones significativas y atraer inversiones extranjeras significativas. Esto incluye financiar el desarrollo de instalaciones de fabricación avanzadas, como fábricas y centros de I+D, para crear un entorno que anime a las empresas internacionales a invertir en Indonesia y colaborar con el país.
Incluso con una inversión significativa, es posible que Indonesia sólo pueda construir una empresa de semiconductores de tamaño inferior que se beneficie de las economías de escala de los líderes industriales establecidos. Estas empresas pueden producir chips a un precio más económico debido a sus bajos costos generales y su alto volumen de producción, lo que dificulta que las empresas más pequeñas y de nivel inferior en Indonesia compitan eficazmente en precio y eficiencia.
Para superar este desafío, Indonesia debe encontrar su nicho y aprovechar sus ventajas únicas en el mercado. Podría decirse que la ventaja estratégica de Indonesia reside en su abundancia de materias primas. El país es rico en arena de cuarzo, un ingrediente crucial en la producción de obleas de silicio y, por tanto, también de semiconductores. Se estima que el país tiene reservas totales de hasta 25,33 mil millones de toneladas y reservas probadas de 331 millones de toneladas. Desde 2022, el gobierno de Joko Widodo ha aplicado una política downstream para la arena de sílice, que incluye limitar las exportaciones y mejorar la capacidad de procesamiento nacional.
Además, Indonesia ocupará el tercer lugar en producción mundial de estaño y el primero en producción de níquel en 2023. Aunque ni el estaño ni el níquel son materiales primarios en la fabricación de semiconductores, ambos son fundamentales para los procesos de ensamblaje y empaquetado de dispositivos semiconductores. El estaño se usa comúnmente en soldadura y embalaje, mientras que el níquel sirve como capa barrera y en diversas aleaciones. Esto posiciona a Indonesia como un cuello de botella potencialmente importante en la cadena de suministro global de materias primas y ensamblaje, prueba y embalaje de semiconductores (ATP). En consecuencia, Indonesia se encuentra en el mismo nicho que Malasia y Vietnam, países que actualmente están más avanzados en este sector.
En medio de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China y las tensiones a lo largo del Estrecho de Taiwán, los países del Sudeste Asiático se han convertido en terreno neutral para la producción de chips y se han convertido en un destino de inversión atractivo para las empresas de semiconductores. Recientemente, el principal fabricante europeo de chips, Infineon, anunció una inversión de 7 mil millones de dólares en su mayor fábrica de chips de energía en Kulim, Malasia. Además, el presidente estadounidense, Joe Biden, visitó Hanoi el año pasado para firmar una asociación estratégica integral centrada principalmente en la inversión en semiconductores en Vietnam.
Para competir con Malasia y Vietnam, Indonesia necesita abordar su escasez de ingenieros. Actualmente, la proporción de ingenieros por millón de habitantes de Indonesia es de 2.671, en comparación con 3.333 en Malasia y 9.037 en Vietnam. Para cerrar esta brecha, se necesitan inversiones estratégicas y políticas educativas específicas para aumentar el número de trabajadores calificados y así hacer que Indonesia sea más atractiva como lugar de inversión para las empresas de semiconductores.
Además, Indonesia debe buscar activamente la colaboración con partes interesadas clave en la cadena de suministro mundial de semiconductores. En julio, José W. Fernández, secretario de Estado para el crecimiento económico, la energía y el medio ambiente, anunció que Estados Unidos había identificado a Indonesia como uno de los siete países elegibles para recibir financiación para convertirse en un centro de semiconductores. Esto también incluye una posible financiación en virtud de la Ley CHIPS. El gobierno indonesio también debería seguir de cerca la nueva política de Taiwán hacia el sur, ya que el nuevo gobierno de Lai Ching-te ha insinuado que se podría incluir un componente de semiconductores en esta iniciativa.
Finalmente, el gobierno debe mejorar la eficiencia burocrática y reducir los obstáculos regulatorios para la inversión extranjera. Aunque se han hecho intentos anteriores para simplificar las licencias y las regulaciones a través de la Ley Ómnibus (Creación de Empleo), estas medidas no han resuelto completamente los problemas existentes. Cuando el gobierno de Prabowo Subianto asuma el poder en octubre, enfrentará el desafío de mejorar las regulaciones de inversión para crear un clima más transparente y favorable a los inversionistas. Esto será fundamental para atraer inversiones significativas y sustanciales de las principales empresas de semiconductores.