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General Motors pierde su gallina de los huevos de oro en China. El país, que alguna vez fue un eje de su estrategia de crecimiento global, es ahora una gran preocupación para el fabricante de automóviles estadounidense.
La compañía detrás de Buick y Chevrolet dijo esta semana que absorbería más de 5 mil millones de dólares en costos para reestructurar su negocio en China, que consiste en empresas conjuntas. Tiene mucho que hacer.
Al igual que otras empresas automotrices extranjeras, enfrenta numerosos desafíos en el país. El crecimiento en el mercado automotriz de China se ha desacelerado a medida que los consumidores recortaron el gasto. Al mismo tiempo, los actores locales –apoyados por generosos subsidios de Beijing– están ganando participación de mercado. Una guerra comercial bidireccional resultante de los aranceles propuestos por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones chinas empeoraría el problema. Todo esto significa que, si bien a GM le gustaría poner fin a su miseria en China, no está nada seguro de que pueda hacerlo.
El año pasado, GM vendió menos vehículos en China que en Estados Unidos por primera vez desde 2009. La caída continuó en 2024. La empresa china registró pérdidas de 347 millones de dólares en los primeros nueve meses del año. Las ventas de vehículos en el país cayeron casi un 20 por ciento durante el período, mientras que su participación de mercado cayó al 6,8 por ciento, desde el 8,6 por ciento del año pasado y casi el 14 por ciento en 2018.
Sin embargo, las acciones de GM no quedaron impresionadas. La acción ha subido un 48 por ciento este año y el mes pasado cotizaba a un máximo de casi tres años. Esto se debe en gran medida a la fortaleza de su negocio norteamericano, que representa la mayor parte de sus beneficios. Los 10.100 millones de dólares en ingresos netos que la compañía informó el año pasado son aproximadamente un 50 por ciento más altos que en 2019, a pesar de la constante caída de su negocio en China.
Los inversores ignoran las luchas de GM en China bajo su propio riesgo. Las cosas sólo se están poniendo más difíciles. Aunque China es el mercado automotriz más grande del mundo, también es el más competitivo. Las mejoras en la calidad combinadas con precios bajos han permitido a empresas nacionales chinas como NIO, Geely y BYD ganar ventaja en vehículos eléctricos.
GM espera que sus empresas conjuntas puedan reestructurarse sin más inyecciones de capital y que la empresa pueda ser rentable en China el próximo año. Incluso si ese fuera el caso, es difícil imaginar que GM –u otros fabricantes de automóviles extranjeros adaptándose a la caída de las ventas– alcance los mismos niveles de rentabilidad que en el pasado. Dado que la desaceleración del mercado chino ya ha provocado una guerra de precios entre marcas locales, la fiesta ha terminado para los fabricantes de automóviles extranjeros por ahora.
pan.yuk@ft.com