El autor es profesor de la Universidad de Cornell, investigador principal de la Universidad de Brookings y autor de «El futuro del dinero‘
La economía india está funcionando extremadamente bien; muchas de las reformas de los últimos años finalmente han dado sus frutos y han allanado el camino para un crecimiento sólido. Aún así, este crecimiento tiene algunas fallas y el gobierno aún podría desperdiciar una constelación favorable de factores internos y realineamientos geopolíticos.
La buena noticia es convincente. Se espera que India registre la tasa de crecimiento más alta entre las principales economías este año, y algunos pronosticadores esperan que su economía algún día rivalice en tamaño con la de Estados Unidos. El país tiene estabilidad política, una fuerza laboral joven y en crecimiento y una clase media floreciente, todo lo cual lo ha convertido en el favorito de los inversores bursátiles extranjeros.
Es un punto focal para los fabricantes que buscan alternativas a China como base de la cadena de suministro, y el gobierno del primer ministro Narendra Modi ha asegurado inteligentemente la independencia del país para perseguir sus propios intereses económicos.
El éxito económico de la India se debe a una serie de reformas implementadas por el gobierno de Modi, basadas en algunas de las políticas del gobierno anterior. Un impuesto nacional sobre bienes y servicios condujo a la eliminación de impuestos estatales que obstaculizaban el comercio interestatal. Las regulaciones laborales se hicieron más estrictas y muchos estados aprovecharon esto para aliviar las restricciones a la contratación y despido de trabajadores. El gasto gubernamental ha mejorado la infraestructura física, desde carreteras hasta puertos.
La política macroeconómica también está en gran medida en orden. Gracias a la supervisión eficaz del Banco de la Reserva de la India, el sistema bancario está en buenas condiciones. La independencia operativa del banco central en la gestión de la política monetaria ha ayudado a evitar una inflación galopante. El gobierno parece estar comprometido con la disciplina fiscal y conteniendo los altos niveles de deuda pública.
Sobre todo, la digitalización de la economía ha provocado cambios. Los pagos digitales se han convertido en la norma e incluso los hogares de bajos ingresos tienen acceso a cuentas bancarias para gestionar ahorros y préstamos. Ahora el gobierno ofrece transferencias de efectivo a los hogares necesitados en lugar de subsidiar sus compras de alimentos y energía, lo que constituyó un uso ineficiente de los fondos gubernamentales y alimentó la corrupción. La formalización de la economía ha reducido varios puntos de fricción al hacer negocios.
Sin embargo, trasladar el crecimiento actual de la India al futuro es una tarea difícil. La infraestructura del país todavía tiene muchas lagunas para respaldar un sector manufacturero dinámico. El sistema educativo no está dotando a los jóvenes de las habilidades profesionales y técnicas necesarias para una economía moderna. El crecimiento del empleo fue débil, con pocas creaciones netas de empleo en los sectores manufacturero y de servicios. Los trabajadores jóvenes con pocas perspectivas de avance económico aumentan el riesgo de inestabilidad social, convirtiendo una de las bendiciones de la India en una maldición.
La corrupción generalizada continúa frenando el dinamismo corporativo general. Unos pocos conglomerados políticamente bien conectados fueron responsables de una parte significativa del crecimiento, lo que resultó en una concentración del poder económico. Para las pequeñas empresas, lidiar con la corrupción en muchos niveles de gobierno sigue siendo una carga. La débil inversión privada, incluso en infraestructura, y la reciente disminución de las entradas de inversión extranjera directa son indicadores de los problemas que siguen pesando sobre las empresas de los sectores manufacturero y de servicios.
La agricultura sigue siendo importante para la economía india y representa una gran parte del empleo y del reciente crecimiento del empleo, lo que resulta desalentador ya que se trata fundamentalmente de un sector de baja productividad. El gobierno de Modi parecía dispuesto a pagar el precio político de reformas agrícolas muy necesarias, incluidos los sistemas de adquisiciones y precios administrados por el gobierno. Pero se desvaneció en 2021, cuando el precio político resultó demasiado alto.
Esta es una señal preocupante. En el período previo a las elecciones nacionales del próximo año, la agenda de reformas inconclusa podría pasar a un segundo plano frente a la agenda social nacionalista y conservadora del gobierno. Otra preocupación es la desintegración del marco institucional de la India. Un sistema legal que funcione bien, una prensa libre y otros mecanismos de control son claves para mantener la confianza de los inversionistas. Cada uno de estos pilares ha sido socavado en los últimos años por una administración sensible, lo que ha dificultado la supervisión del sector empresarial y ha limitado la rendición de cuentas del gobierno.
La enorme promesa de la India se perderá si el gobierno adopta una actitud victoriosa en lugar de avanzar en la inconclusa agenda de reformas económicas y fortalecer sus instituciones. Todavía queda mucho trabajo por delante para garantizar que el momento de gloria de la nación no sea fugaz.