La República Popular China ha lanzado una campaña integral para eliminar la influencia extranjera de sus sectores tecnológicos. Esta iniciativa abarca desde hardware como semiconductores hasta software y sistemas de gestión de datos.
El revelación El documento 79 deja claro un requisito claro: todo el software extranjero en sectores importantes como las finanzas y la energía debe ser reemplazado antes de 2027. Esta política, conocida coloquialmente como “Eliminar América”, exige no sólo la exclusión del software estadounidense, sino también el reemplazo sistemático de los microprocesadores fabricados en Estados Unidos, como los de Intel y AMD, por alternativas nacionales. Esto también se extiende a los sistemas operativos y bases de datos, donde hay un cambio significativo de los sistemas básicos occidentales como Microsoft y Oracle a las versiones locales.
Esta política subraya el objetivo estratégico de China de fortalecer su autonomía tecnológica y garantizar la seguridad nacional.
Además, China hizo un ajuste regulatorio al tráfico de datos transfronterizo en marzo. El último “Reglamento para la promoción y estandarización de los flujos de datos transfronterizos” lo hará determinar ¿Qué procedimiento deben seguir las empresas, dependiendo de la cantidad de datos personales y de la definición del operador de infraestructura crítica de información? Si bien este panorama político matizado parece suavizar las restricciones a las empresas extranjeras a través de excepciones específicas, sugiere un movimiento calculado hacia el fortalecimiento de una economía tecnológica autosuficiente y al mismo tiempo da forma a las normas nacionales e internacionales de gobernanza de datos.
El enfoque de la política tecnológica de China se caracteriza por la opacidad y la ambigüedad estratégica, particularmente en la implementación y cumplimiento de sus regulaciones. Esta indeterminación es evidente en la redacción de documentos críticos como Guía para identificar datos críticos y la Ley de Protección de Datos, que incluye un concepto amplio y a menudo confuso de seguridad nacional. La Cámara de Comercio de la UE en China ha Considerar sobre las definiciones y clasificaciones ambiguas que complican el cumplimiento y la claridad operativa para las empresas extranjeras.
Además, la agenda “Eliminar Estados Unidos” subraya una política nacional más amplia y no es un mero eslogan. Esta iniciativa puede ampliar su alcance a agencias del sector público y potencialmente, según Beijing lo considere oportuno, abarcar todos los sectores cubiertos bajo el marco estratégico llamado «2+8+N.” Esta estrategia tiene como objetivo acelerar la innovación y la aplicación de tecnología en ocho sectores críticos (incluidos: finanzas, telecomunicaciones, electricidad y atención médica) y “N” industrias clave (como automoción, logística, electrónica, construcción, etc.) bajo la dirección de instituciones del partido y del gobierno (el “2”).
En resumen, la falta de transparencia en los procesos de formulación de políticas de China y el potencial de interpretaciones de amplio alcance plantean riesgos e incertidumbres importantes para las empresas tanto nacionales como internacionales.
La contramedida de Estados Unidos: fortalecer la seguridad de los datos y la defensa nacional
En respuesta a las agresivas políticas tecnológicas de China, Estados Unidos, bajo la administración Biden, ha endurecido su postura de defensa y supervisión regulatoria. Las acciones notables incluyen acciones tomadas por la Casa Blanca en febrero de este año. investigar el impacto de la tecnología de fabricación extranjera en los vehículos conectados y limitar la transferencia de estos datos genómicos sensibles a China. Estas órdenes representan una postura proactiva para mitigar los riesgos de posibles ciberamenazas y espionaje a través de medios tecnológicos.
Las preocupaciones por la seguridad nacional ahora se extienden a sectores más allá de los dominios militares e industriales tradicionales. En el ámbito legislativo, el Congreso de Estados Unidos ha expresado una importante preocupación introducción de la Ley BIOSEGURA. El objetivo de esta legislación es evitar que los datos biotecnológicos estadounidenses lleguen a empresas vinculadas al gobierno o al ejército chino. Al prohibir las colaboraciones federales con determinadas empresas biotecnológicas chinas, Estados Unidos está demostrando un compromiso cada vez mayor con la protección de la información genética y de salud personal sensible.
Otro ejemplo destacado es la firma por parte del presidente estadounidense Joe Biden de un proyecto de ley aprobado por el Congreso que obligaría a la empresa china ByteDance a vender la popular aplicación de vídeo TikTok o la aplicación sería prohibida por completo en Estados Unidos. La medida fue impulsada en parte por las preocupaciones de ByteDance. conexión cercana con el Partido Comunista Chino y le ha dado al gobierno chino acceso a los datos personales recopilados por TikTok, que tiene más de 150 millones de usuarios en Estados Unidos.
El apoyo bipartidista en Estados Unidos a una acción enérgica contra las amenazas percibidas que plantean la tecnología y las prácticas de datos chinas subraya un enfoque unificado de la seguridad nacional. Este consenso es fundamental porque garantiza la continuidad y la aplicación de las políticas independientemente de los cambios políticos, estabilizando así la postura estratégica de Estados Unidos frente a posibles vulnerabilidades de seguridad de los datos.
Perspectivas futuras: implicaciones globales y navegación estratégica
El tira y afloja tecnológico entre Estados Unidos y China no es sólo un conflicto bilateral, sino un fenómeno con implicaciones globales. Las estrategias adoptadas por ambas naciones sientan precedentes en materia de gestión de datos, ciberseguridad y protocolos de comercio internacional en la era digital. A medida que estas superpotencias continúen recalibrando sus enfoques hacia la tecnología y los datos, sus acciones inevitablemente afectarán la dinámica económica global, la política de seguridad internacional y el panorama geopolítico más amplio.
Para las empresas y los inversores, el entorno regulatorio en evolución requiere una estrategia vigilante y adaptable. Es fundamental comprender el impacto de estas políticas en las operaciones globales y las cadenas de suministro. Las empresas deben desarrollar sistemas de cumplimiento sólidos y marcos de gestión de riesgos para navegar en este entorno complejo y a menudo impredecible.
En resumen, Estados Unidos está respondiendo activamente para proteger la integridad y seguridad de sus propios datos, mientras que China está redefiniendo activamente los contornos del flujo de datos. La comunidad internacional debe seguir siendo observadora cuidadosa y participante proactiva. Es probable que los acontecimientos en curso transformen no solo la geopolítica sino también el panorama legal y empresarial internacional, obligando a las partes interesadas de todo el mundo a adaptarse a nuevas realidades en torno a la privacidad, la seguridad y la competitividad económica en un mundo cada vez más digital.
Esta competencia estratégica resalta la necesidad urgente de un esfuerzo concertado y coordinado para comprender el papel crítico que pueden desempeñar los datos y la posible perturbación que pueden causar si caen en las manos equivocadas y son utilizados como armas por actores maliciosos.