El 26 de abril, el profesor Sun Ninghui, destacado experto en arquitectura de sistemas informáticos y miembro de la Academia China de Ingeniería, pronunció un discurso de apertura titulado «El desarrollo de la inteligencia artificial y la computación inteligente» ante el Comité Permanente del Congreso Nacional del Pueblo. A pesar de la cobertura limitada en los medios chinos, el texto completo está disponible. Publicado en líneaofreció una visión poco común y reveladora de las ambiciones de IA de Beijing.
Sun Ninghui nació en Shanghai en 1968 y es un pilar del panorama tecnológico chino. Su carrera incluye dirigir el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo de Computación Inteligente y servir como decano de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Computación de la Universidad de la Academia de Ciencias de China.
La charla de Sun fue más que un ejercicio académico; era un modelo estratégico de las ambiciones y temores de China en materia de IA. Destacó la naturaleza de doble filo de la IA, destacando su potencial para avances tecnológicos notables y al mismo tiempo resaltando los riesgos de seguridad, particularmente con respecto a información políticamente sensible. Los deepfakes generados por IA, los mensajes fraudulentos de herramientas como ChatGPT y la proliferación de sitios de noticias falsos resaltan el potencial de la IA para socavar la confianza social. Para Beijing, estos no son meros fallos técnicos, sino más bien vulnerabilidades estratégicas que los dirigentes están deseosos de neutralizar.
Fue notable el enfoque de Sun en la capacidad de la IA para producir información políticamente sensible o «falsa». Hizo hincapié en que el panorama de la IA está lleno de inexactitudes fácticas, sesgos inherentes y el riesgo de manipulación, un objetivo para los atacantes. Esta preocupación es particularmente aguda en China, ya que el gobierno está obsesionado con controlar el contenido políticamente sensible. Beijing ha impuesto regulaciones estrictas para garantizar que el desarrollo de la IA se mantenga dentro de los límites aprobados por el gobierno.
La rivalidad tecnológica con Estados Unidos fue otro tema central de la charla de Sun. Gracias a un talento superior, algoritmos fundamentales y potencia informática, Estados Unidos tiene una clara ventaja en IA. El papel actual de China como sucesor rápido es un status quo que Beijing está ansioso por alterar.
Sun argumentó que las restricciones impuestas por Estados Unidos a los productos informáticos de alto rendimiento y las tecnologías avanzadas de semiconductores son obstáculos importantes. La prohibición de chips avanzados como el A100 y el H100 frena el progreso de la IA de China y subraya el dominio estratégico que Estados Unidos tiene sobre las ambiciones tecnológicas de China. Estos impactos son particularmente duros para empresas como Huawei y SMIC. Sun sugirió que China debería innovar internamente y diversificar las cadenas de suministro para reducir la dependencia de la tecnología estadounidense, haciéndose eco del llamado de Beijing para asegurar su futuro de alta tecnología.
Particularmente reveladora fue la crítica de Sun al subdesarrollado ecosistema interno de IA de China. En comparación con el ecosistema CUDA en expansión de NVIDIA, las herramientas de desarrollo de IA y el grupo de talentos de China aún se encuentran en sus primeras etapas, lo que subraya la necesidad urgente de un enfoque coherente e integrado para construir un ecosistema de IA competitivo. La falta de sinergias entre las capas de la tecnología de IA (desde las aplicaciones hasta el hardware) representa un desafío importante que Beijing está decidido a abordar. Para ello, los líderes de China deben comprometerse a enriquecer el ecosistema de IA a través de importantes inversiones e iniciativas estratégicas, subrayó Sun.
Delineó tres caminos estratégicos para el desarrollo de la IA en China. El primero implica alinearse con los sistemas liderados por Estados Unidos, un camino práctico pero restrictivo dadas las tensiones geopolíticas actuales. El segundo es construir un sistema cerrado y propietario adecuado para sectores específicos como el ejército o la justicia, pero limitado en su escalabilidad y alcance global. El tercer y más prometedor camino, según Sun, es adoptar un modelo de código abierto a través de iniciativas colaborativas globales como RISC-V. Al promover un ecosistema global colaborativo, China debería desmantelar los monopolios existentes y reducir las barreras de entrada para las empresas nacionales. Este tercer camino está en línea con la visión de Beijing de convertirse en un fijador de estándares tecnológicos y un líder en innovación a nivel mundial.
Las inversiones en nueva infraestructura son otra piedra angular de la estrategia de IA planificada por China. Al enfatizar la importancia de una infraestructura informática y de datos sólida, la visión de Sun incluye el establecimiento de centros de datos nacionales, el desarrollo de modelos fundamentales de IA y la integración de recursos informáticos en todo el país. El objetivo es transformar los datos en un activo nacional estratégico y hacer que los servicios de IA sean tan accesibles y asequibles como los servicios públicos como el agua y la electricidad. Esta estrategia subraya la creencia de Beijing de que una infraestructura sólida es esencial para el crecimiento sostenible, ya sea tradicional o impulsado por la IA.
Una desviación clave del enfoque estadounidense hacia la IA es el enfoque de China en la economía real y no sólo en la IA por sí misma. Mientras que Estados Unidos está impulsando la innovación en IA principalmente en sectores virtuales como el software y los servicios de Internet, China busca mejorar su capacidad de fabricación mediante la integración de la IA. Sun enfatizó que es esencial utilizar la IA en industrias tradicionales como la manufacturera y la farmacéutica y al mismo tiempo impulsar la innovación en áreas emergentes. Esta estrategia práctica garantiza que la IA no sólo impulse el crecimiento económico sino que también fortalezca la base industrial de China y mantenga su competitividad global.
A pesar de la confianza y la gran visión de Sun, las ambiciones de IA de Beijing no están exentas de limitaciones significativas. El estricto control del gobierno sobre contenidos políticamente sensibles podría sofocar la innovación y limitar el potencial de un discurso científico abierto. La gran dependencia de valores aprobados por el gobierno en el desarrollo de la IA plantea dudas sobre las implicaciones éticas y el posible uso indebido de las tecnologías de IA. Si bien la estrategia de eludir las restricciones estadounidenses mediante innovación local tiene sentido, aún está por verse si China puede lograr los avances tecnológicos necesarios frente a la competencia global en curso.
La charla de Sun fue más que una simple sesión informativa para los legisladores chinos. Debería verse como un manifiesto estratégico en un momento en que Beijing busca desarrollar una estrategia de IA integral y con visión de futuro. Este raro vistazo al pensamiento de los altos dirigentes ofrece una perspectiva aguda y crítica sobre cómo China planea utilizar la IA para mantener su ventaja competitiva en el exigente espacio tecnológico.