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El autor es Viceministro de Finanzas para Asuntos Internacionales de Japón y Presidente del Comité de Gobierno Corporativo de la OCDE.
Las crisis ponen a prueba nuestros sistemas económicos y financieros. Al ejercer una tensión significativa, nos muestran qué partes de estos sistemas funcionan según lo previsto y, quizás lo más importante, qué partes no.
Esto hace que la evaluación posterior a la crisis sea una herramienta política extremadamente útil, que destaca áreas de mejora. El éxito con el que la política responde a una crisis determina el éxito de nuestros sistemas futuros.
Hace tres años, la economía mundial fue puesta a prueba con la pandemia de Covid-19. Se destacó un hecho importante: el acceso a los mercados de capitales permite a las empresas sobrevivir a períodos de tensión importante.
En respuesta a la pandemia y las agudas y repentinas necesidades de financiación resultantes, empresas de todo el mundo han recaudado cantidades récord de fondos tanto en el mercado de acciones como en el de bonos. Esta fue una demostración notable de la resiliencia de los mercados de capitales y un recordatorio oportuno de la importancia de mantener su viabilidad global.
El requisito previo para ello es un buen gobierno corporativo. Como recordatorio, la agitación bancaria de este año sirvió como tal. Un marco sólido de gobierno corporativo sustenta un elemento fundamental de los mercados de capital: la confianza de los inversores. En este contexto, las principales economías acordaron revisar los principios de gobierno corporativo del G20/OCDE. El proyecto de dos años concluyó este mes cuando los líderes del G20 respaldaron la actualización de los principios en una cumbre en Nueva Delhi.
Entre 2005 y 2022, más de 8.000 empresas fueron excluidas de la lista de las bolsas europeas, otras 6.000 de las bolsas estadounidenses y alrededor de 1.500 de las bolsas japonesas. El número de nuevas cotizaciones en muchos mercados no fue suficiente para compensar esta caída. Esto significa que un grupo más pequeño de empresas tiene acceso a capital crucial a largo plazo y a resiliencia ante las crisis.
Esto plantea serias preocupaciones de que los mercados de capitales actuales se adapten principalmente a empresas más grandes y no atraigan suficientes empresas más pequeñas. Los requisitos de divulgación y presentación de informes más exigentes son sólo una parte de la explicación. Incluso por parte de los inversores existe una tendencia hacia las empresas cotizadas de mayor tamaño. La proporción promedio de propiedad institucional de las grandes empresas es significativamente mayor que la proporción de las empresas más pequeñas en todos los mercados principales. En el área de la OCDE, un promedio del 41 por ciento de todas las acciones de las grandes empresas que cotizan en bolsa eran propiedad de inversores institucionales en 2022, en comparación con sólo el 13 por ciento de las empresas que cotizan en bolsa más pequeñas.
El estancamiento de los mercados de capitales también es motivo de preocupación, ya que desempeñan un papel clave en la transición climática. Un crecimiento menos intensivo en recursos y más sostenible requiere enormes inversiones en tecnologías emergentes, y los gobiernos no pueden hacerlo solos. Además, a medida que los inversores se centran cada vez más en el cambio climático, requieren divulgaciones confiables y comparables, que se facilitan mejor a través de los mercados públicos, para asignar los recursos de manera adecuada.
El acuerdo, basado en los Principios de Gobierno Corporativo actualizados del G20/OCDE, representa el consenso de las economías desarrolladas y emergentes más grandes del mundo sobre la sostenibilidad corporativa, incluido el hecho de que los riesgos climáticos pueden ser importantes para el desempeño de una empresa.
Recomiendan que las empresas divulguen métricas al establecer objetivos de sostenibilidad, en línea con estándares reconocidos internacionalmente. Un acuerdo como este es crucial a medida que la divulgación de información sobre sostenibilidad gana impulso. Las empresas que representan el 84 por ciento de la capitalización del mercado mundial (pero sólo el 19 por ciento del número de empresas que cotizan en bolsa) ahora divulgan cierta información relacionada con la sostenibilidad.
También es necesario aclarar más claramente las funciones y derechos de los distintos participantes del mercado en el ámbito de la sostenibilidad. Por ejemplo, necesitamos más transparencia sobre los métodos y los posibles conflictos de intereses de los proveedores de índices y calificaciones ambientales, sociales y de gobernanza.
Un estándar global único ayudará a garantizar un entendimiento común en todas las áreas de gobierno corporativo, lo que facilitará el flujo global de capital a través de una mejor coherencia regulatoria.
Al mismo tiempo, debemos garantizar que las normas nacionales sigan siendo lo suficientemente flexibles para satisfacer las necesidades de empresas de diferentes tamaños y modelos y en diferentes circunstancias. La flexibilidad y la proporcionalidad, que permiten reducir la carga regulatoria cuando corresponda, pueden respaldar un mejor acceso al mercado para las empresas más pequeñas y aumentar la eficiencia.
Los desafíos que enfrentan nuestras economías hoy son de naturaleza global. Esto requiere soluciones coordinadas globalmente. Con los principios revisados de gobierno corporativo, la OCDE y el G20 han presentado parte del rompecabezas.