Karachi, la ciudad más grande y centro económico de Pakistán, se enfrenta a una crisis de calidad del aire que empeora y que representa una grave amenaza para la salud pública y el medio ambiente. A finales de noviembre de 2024, la ciudad registró un índice de calidad del aire (ICA) de 212, lo que la sitúa por primera vez en la categoría de “muy insalubre”. El sombrío hito clasificó brevemente a Karachi como la ciudad más contaminada del mundo, con niveles de PM2,5 que superan los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 27,4 veces. Aunque el AQI cayó posteriormente a 194, la calidad del aire sigue siendo peligrosa para los residentes.
El deterioro de la calidad del aire en Karachi se debe a varios factores. La rápida urbanización y el crecimiento industrial han exacerbado los problemas ambientales en la ciudad de unos 20 millones de habitantes, que representa el 7,81 por ciento de la población de Pakistán. Con un crecimiento demográfico anual del 4,1 por ciento, el hacinamiento, el aumento del tráfico de automóviles y la expansión urbana descontrolada contribuyen aún más a la crisis.
Las emisiones del transporte desempeñan un papel importante en la crisis de la calidad del aire, y una flota de vehículos en rápida expansión contribuye a la contaminación atmosférica y acústica. El problema se ve agravado por sistemas de transporte público obsoletos y mal mantenidos. Mientras tanto, las emisiones industriales de fábricas y centrales eléctricas liberan grandes cantidades de contaminantes nocivos, como sulfato, amonio, nitrato y hollín. La quema de basura, las emisiones de estufas y generadores domésticos y el polvo de la construcción y de las carreteras sin pavimentar degradan aún más la calidad del aire.
Las defensas naturales de la ciudad contra la contaminación también están disminuyendo. La destrucción de manglares, bosques urbanos y cinturones verdes ha reducido significativamente su papel en el secuestro de carbono y la purificación del aire. Aunque el gobierno de Sindh ha iniciado proyectos de restauración de manglares, estos esfuerzos enfrentan desafíos debido al apoyo limitado de la industria, las ONG y el público.
Las implicaciones para la salud pública de la peligrosa calidad del aire de Karachi son graves. La exposición prolongada a contaminantes PM2,5 está relacionada con enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares e incluso muerte prematura, y los grupos vulnerables como los niños, los ancianos y aquellos con enfermedades pulmonares preexistentes corren un mayor riesgo. Los datos de los principales hospitales de Karachi, incluido el Instituto Nacional de Enfermedades Cardiovasculares (NICVD), el Centro Médico de Postgrado Jinnah (JPMC) y el Hospital Universitario Aga Khan (AKUH), muestran un aumento preocupante de los problemas de salud respiratoria y cardiovascular. Las investigaciones han confirmado el vínculo directo entre el aumento de los niveles de contaminación y el empeoramiento de los resultados de salud de las poblaciones urbanas.
Abordar la crisis de contaminación del aire en Karachi requiere medidas urgentes y diversas. Las campañas de concientización pública son esenciales para educar a los ciudadanos sobre los peligros de la contaminación del aire y fomentar cambios de comportamiento, tales como: B. reducir el uso de vehículos e introducir alternativas energéticas más limpias. La transición a vehículos eléctricos (EV) ofrece una solución prometedora, como lo demuestra el hito de Noruega del 94 por ciento de adopción de vehículos eléctricos en octubre de 2024. Karachi puede hacer lo mismo ofreciendo subsidios para la compra de vehículos eléctricos, construyendo infraestructura de carga y haciendo cumplir estándares de emisiones más estrictos para los vehículos convencionales.
Las emisiones industriales requieren atención inmediata mediante la adopción de tecnologías más limpias y una mayor supervisión regulatoria. Proporcionar incentivos para que la industria adopte prácticas respetuosas con el medio ambiente puede acelerar esta transición. Al mismo tiempo, las reformas de planificación urbana son cruciales para ampliar los espacios verdes, invertir en transporte público eficiente y reducir la dependencia de los vehículos privados. Al colaborar con partes interesadas locales e internacionales, Karachi puede obtener acceso a las mejores prácticas en gestión de la calidad del aire y desarrollo urbano sostenible.
Las instituciones educativas desempeñan un papel central en la promoción de la conciencia ambiental y el fomento de la innovación. Al integrar la alfabetización climática en los planes de estudio, realizar campañas de plantación de árboles y reciclaje y promover la investigación sobre tecnologías más limpias, las universidades, colegios y escuelas pueden crear una cultura de sostenibilidad. Las colaboraciones con industrias y agencias gubernamentales pueden mejorar aún más el impacto y brindar soluciones adaptadas a los desafíos únicos de Karachi.
La crisis de la calidad del aire en Karachi no es sólo un problema local, sino una emergencia ambiental y sanitaria urgente con consecuencias de gran alcance. Las medidas actuales del gobierno de Sindh, si bien son loables, no son suficientes sin un compromiso comunitario más amplio y una cooperación industrial más sólida. No se puede exagerar la urgencia. Es necesaria una acción inmediata para evitar que las crecientes cargas sobre la salud y el medio ambiente se vuelvan irreversibles.
La crisis de la calidad del aire de Karachi es un desafío complejo y urgente, exacerbado por el rápido crecimiento y la industrialización de la ciudad. La solución requiere esfuerzos coordinados y sostenidos en todos los niveles de la sociedad en un enfoque holístico que incluya educación pública, innovación tecnológica, regulaciones más estrictas y una mayor inversión en infraestructura verde. Es importante que el gobierno, las empresas y la comunidad trabajen juntos para proteger la salud pública, reducir los riesgos ambientales y crear un futuro sostenible para Karachi, ahora y para las generaciones futuras.