La Unión Europea debe contribuir al sistema de disuasión que existe actualmente en el este de Asia, particularmente en relación con Taiwán.
La UE tiene un gran interés en una relación estable entre China y Taiwán. Una crisis a través del Estrecho desencadenaría sanciones económicas y contrasanciones entre Occidente y China. Esto probablemente significaría el fin de las relaciones económicas entre Europa y China. Podría conducir a una guerra chino-estadounidense y también arrastrar al conflicto a naciones europeas, la mayoría de las cuales son aliadas militares de Estados Unidos.
Para evitar una crisis de este tipo, la Unión Europea y sus estados miembros deben apoyar no sólo el status quo entre China y Taiwán, sino también el de China y Estados Unidos.
La disuasión mediante la fuerza armada ha desempeñado durante mucho tiempo un papel clave en el mantenimiento del estatus autónomo de Taiwán. Ha ayudado a mantener la estabilidad en el Estrecho de Taiwán y ha evitado la guerra entre China y Estados Unidos. Sin embargo, no está claro cuánto tiempo seguirá funcionando el sistema.
El equilibrio militar entre China y Estados Unidos se está inclinando a favor de China. China está aumentando su presión militar sobre Taiwán, particularmente mediante el despliegue de cada vez más aviones de combate a lo largo y más allá de la línea media entre la isla y China continental. Mientras tanto, la propia China está bajo una presión cada vez mayor por parte de Estados Unidos, que está ampliando sus alianzas regionales en Asia y restringiendo el acceso de China a la tecnología extranjera.
Aunque la disuasión armada no puede mantener la estabilidad en el este de Asia indefinidamente, actualmente no existe una alternativa mejor. La Unión Europea puede hacer contribuciones importantes al mecanismo de disuasión de la región.
Primero, los estados miembros de la UE pueden hacer más para apoyar el papel de Estados Unidos como equilibrador militar en el este de Asia. Cuanto mejor sea capaz de protegerse e impedir la hegemonía rusa en Europa, más podrá Estados Unidos centrar su atención en Asia. Por lo tanto, los europeos deberían gastar más en defensa de lo que ya han gastado desde el inicio de la guerra de Ucrania. Deben hacerlo de una manera que libere la atención estratégica y los activos militares de Estados Unidos. Mientras Europa no pueda defenderse, debería mantenerse alejada de cualquier papel militar en Asia.
Europa también debería tomar medidas que aborden directamente la situación en el este de Asia. Para disuadir a China se requiere tanto una amenaza creíble como una tranquilidad creíble. Estados Unidos, con su poder militar y el apoyo de sus aliados regionales, es plenamente capaz de hacer frente a la amenaza. Debido al creciente poder militar de China, el resultado de una guerra chino-estadounidense se ha vuelto incierto. Sin embargo, sigue estando claro que una guerra así sería potencialmente extremadamente destructiva, incluso para China.
La contribución más eficaz de la UE para disuadir a China no es amenazarla, sino asegurarle que tiene sentido para el país. no recurrir a la agresión contra Taiwán. Las garantías no son garantía de que China no utilice la fuerza contra Taiwán en algún momento. Pero si no hay tranquilidad, la disuasión no funciona y lo que queda es una confrontación extremadamente tensa y militarizada que nadie controla.
Por lo tanto, la UE debería dejar claro que China no quedará aislada de Occidente económica o tecnológicamente mientras no utilice la fuerza militar contra Taiwán. Los líderes europeos deben hacer más para convencer a China de que, de todos modos, no es sólo una cuestión de tiempo antes de que se rompan esos vínculos. Para ello, la UE necesita definir claramente el alcance de su actual campaña de “reducción de riesgos”.
La UE también debería ser más clara acerca de cómo ve el estatus de Taiwán. El gobierno estadounidense ha dejado muy claro que se opone a cualquier cambio unilateral del status quo y no apoya la independencia de Taiwán. Los estados miembros de la UE y la Comisión Europea adoptan una posición similar sobre las relaciones entre China y Taiwán, pero expresan menos su oposición a la independencia de Taiwán. La UE y sus Estados miembros deberían dejar claro que no reconocerían a Taiwán como un Estado independiente si la isla declarara unilateralmente su independencia. Esto limita el riesgo de un conflicto entre China y Taiwán, pero no impide que la Unión Europea mantenga estrechos vínculos económicos y tecnológicos con Taiwán.
Este artículo está basado en un documento de posición. para una mesa redonda sobre Taiwán y la disuasión celebrada en el Parlamento holandés el 28 de marzo de 2024.