Mientras la OTAN celebraba su 75º aniversario en la cumbre de Washington DC, la organización se encontró en un momento crítico: ampliar la cooperación con los cuatro estados del Indo-Pacífico (IP4), incluida Corea del Sur. El giro estratégico de la OTAN hacia el Indo-Pacífico se ha vuelto fundamental no sólo para mantener la estabilidad global, sino también para abordar los desafíos interconectados que plantean actores como Rusia y Corea del Norte, por un lado, y China, por el otro.
En palabras del primer Secretario General de la OTAN, Lord Hastings Lionel Ismay, Se formó la alianza “Para mantener a la Unión Soviética fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo”. Hoy, especialmente en el caso de que Donald Trump sea reelegido como presidente de Estados Unidos, la misión ha evolucionado: (continuar) involucrar a los estadounidenses contra la agresión de Rusia. acciones en Europa e impedir que la influencia de China se expanda en la región del Indo-Pacífico. En otras palabras, la OTAN ha aprendido lecciones de la región euroatlántica para prepararse para contingencias en el Indo-Pacífico.
De hecho, el artículo 30 de la Declaración de la Cumbre de Washington establece: “El Indo-Pacífico es importante para la OTAN porque los acontecimientos en esta región afectan directamente la seguridad euroatlántica”. Las declaraciones enfatizaron la necesidad de, junto con la UE, “desafíos de seguridad comunes”. y áreas de cooperación”. Para lograr esto, es crucial promover colaboraciones afines con socios en el Indo-Pacífico, particularmente Corea del Sur.
El enfoque estratégico de la OTAN en el Indo-Pacífico
La Cumbre del 75º Aniversario en Washington DC fue un momento crucial para que la OTAN consolidara sus compromisos y estrategias en la región del Indo-Pacífico. A continuación, el presidente estadounidense, Joe Biden, enfatizó varias veces el papel del Indo-Pacífico para la OTAN y la Península de Corea no menos de nueve veces en su conferencia de prensa posterior a la cumbre.
El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, que asistió por tercera vez consecutiva a una cumbre de la OTAN, también subrayó la importancia de este compromiso. Esta continuidad en las reuniones de alto nivel refleja un creciente reconocimiento dentro de la OTAN de la necesidad de profundizar las asociaciones en el Indo-Pacífico, un área cada vez más considerada central para la seguridad global.
Los expertos europeos suelen argumentar que el futuro del mundo estará determinado por los acontecimientos en Europa, como la guerra en curso en Ucrania, o el Medio Oriente, donde conflictos como el de Gaza continúan latentes. Sin embargo, el verdadero campo de batalla por la influencia y la estabilidad globales puede estar en el Indo-Pacífico. La dinámica en la región, que involucra a China en particular, pero también a la península de Corea, tiene implicaciones directas y significativas para la seguridad regional y global.
Los resultados concretos de estas cumbres son esenciales para que puedan traducirse en estrategias viables e iniciativas conjuntas. Como se sugiere en la Declaración de Washington, la ciberseguridad y las amenazas híbridas son dos áreas en las que la OTAN y Corea del Sur pueden lograr avances significativos. Por ejemplo, establecer operaciones cibernéticas conjuntas y mecanismos de intercambio de información sería un importante paso adelante. La importancia de la cooperación cibernética, incluido el potencial para ejercicios conjuntos y respuestas coordinadas a amenazas cibernéticas y campañas de desinformación, podría acercar aún más a la OTAN y Corea del Sur.
Otro ámbito práctico de cooperación son las estrategias de guerra híbrida. Actualmente se está trabajando dentro de la OTAN para contrarrestar las amenazas híbridas de China. Aprovechando la experiencia de primera mano de Corea del Sur con las actividades cibernéticas de Corea del Norte, la OTAN podría fortalecer sus propias capacidades y resiliencia contra tales amenazas. Esto incluye la integración de expertos surcoreanos en los Centros de Excelencia de la OTAN en Tallin y Helsinki, centrándose en las amenazas híbridas y la ciberseguridad.
Desafíos institucionales y culturales para la OTAN
Sin embargo, el camino hacia una mayor colaboración no está exento de desafíos. Existen reservas institucionales y culturales dentro de la OTAN sobre un papel más fuerte en el Indo-Pacífico. Varios países europeos suelen ser cautelosos, temiendo que ampliar el mandato de la OTAN más allá de su tradicional enfoque euroatlántico podría abrumar a la alianza y complicar su misión principal. Estas dinámicas internas deben gestionarse cuidadosamente para generar consenso y mantener el impulso de colaboración.
Además, el panorama geopolítico añade otra capa de complejidad. Las diferentes relaciones entre China y varios miembros de la OTAN, a menudo impulsadas por intereses económicos, conducen a diferentes percepciones de amenazas y prioridades estratégicas. Si bien las consideraciones económicas influyen en la política nacional, existe consenso en contextos secretos de la OTAN sobre los desafíos estratégicos que plantea China.
Uno de los pasos más simbólicos pero impactantes que podría tomar la OTAN sería establecer una oficina regional en Tokio (o tal vez Seúl). El presidente francés, Emmanuel Macron, que inicialmente bloqueó la apertura de una oficina de la OTAN en Japón, ahora debería aprovechar el impulso antes de que llegue al poder en París un nuevo gobierno con opiniones potencialmente antiestadounidenses. Permitir la apertura de la oficina no sólo facilitaría una coordinación y cooperación más estrechas con los socios del Indo-Pacífico, sino que también señalaría el compromiso a largo plazo de la OTAN con la región y consolidaría el papel de liderazgo de Francia dentro de la OTAN.
Corea del Sur ya tiene su propio representante en la OTAN, aunque no en terrenos de la OTAN sino en su embajada en Bélgica. Formalizar la presencia de la OTAN en la región con una oficina específica de la OTAN en Tokio (o Seúl) mejoraría la eficiencia operativa y la dirección estratégica. También proporcionaría un espacio físico para interacciones periódicas, planificación conjunta y ejercicios de gestión de crisis, institucionalizando así la asociación.
Las implicaciones más amplias
Ampliar la cooperación de la OTAN con los cuatro Estados PI, en particular Corea del Sur, no se trata sólo de mantener a China bajo control. El impacto de los desafíos a la seguridad europea, como la guerra en Ucrania, se extiende a la Península de Corea, donde la cooperación de Corea del Norte con Rusia representa una amenaza directa. La nueva amistad entre Kim Jong Un y Vladimir Putin ilustra la interconexión de estas amenazas regionales y la necesidad de una respuesta coordinada.
Europa siempre ha estado dentro del alcance de los misiles balísticos norcoreanos, y Estados Unidos siempre podría haber invocado el artículo 5 del Tratado de la OTAN en caso de un ataque de Corea del Norte. En el pasado éstas eran opciones más o menos teóricas. Ahora la situación con Corea del Norte es aún más urgente debido a los supuestos suministros de municiones a Rusia y otros posibles apoyos, incluido el envío de hombres para apoyar a Rusia en la guerra en Ucrania. Esta nueva realidad subraya la necesidad urgente de una cooperación más estrecha entre la OTAN y Corea del Sur para abordar eficazmente estas amenazas en evolución.
Al concluir la Cumbre del 75º Aniversario de la OTAN, no se puede dejar de enfatizar la importancia estratégica de profundizar las relaciones con el IP4 y en particular con Corea del Sur. Esta colaboración es fundamental para abordar las amenazas multifacéticas de la guerra híbrida, los desafíos de ciberseguridad y la inestabilidad geopolítica. Los alineamientos de ideas afines de la OTAN –entre la Alianza y sus socios– son la piedra angular para mantener un orden internacional basado en reglas. Al fortalecer estas asociaciones, la OTAN puede aumentar su alcance estratégico y su resiliencia, garantizando un entorno global estable y seguro.
La evolución de la relación entre la OTAN y Corea del Sur ejemplifica este enfoque y demuestra cómo alianzas con ideas afines pueden promover la seguridad y la estabilidad globales frente a amenazas compartidas.