Ahora que Malasia asumirá la presidencia de la ASEAN en 2025, el bloque regional se encuentra en una encrucijada. La organización de 10 miembros está lidiando con crisis que han puesto en duda su legitimidad y cohesión, desde el empeoramiento del desastre político y humanitario en Myanmar hasta las disputas territoriales latentes en el Mar de China Meridional. Dados estos problemas actuales, muchos se preguntan: ¿Puede Malasia sacar a la ASEAN de su actual atolladero? ¿O será la presidencia simplemente otro ejercicio simbólico que no logra generar cambios significativos?
Con grandes expectativas sobre el liderazgo del primer ministro Anwar Ibrahim, este podría ser el año en que Malasia redefina el papel de la ASEAN en un mundo cada vez más multipolar o sucumba a los límites de la diplomacia impulsada por el consenso. Estos son los principales desafíos, oportunidades y estrategias que Malasia debe abordar para revivir el espíritu de la ASEAN, y lo que está en juego si fracasa.
La crisis de Myanmar: ¿Es hora de un amor duro?
Ningún tema ha puesto a prueba más la relevancia de la ASEAN que la crisis de Myanmar. Desde que la junta militar tomó el poder en febrero de 2021, la respuesta del bloque ha sido, en el mejor de los casos, débil. El gobierno militar de Myanmar sigue ignorando en gran medida el consenso de cinco puntos ampliamente criticado destinado a restaurar la paz y la estabilidad. El enfoque tradicional de la ASEAN de no interferencia y toma de decisiones por consenso la ha dejado paralizada e incapaz de tomar medidas más contundentes. Esta ineficacia plantea dudas sobre la capacidad de la ASEAN para actuar con decisión en tiempos de crisis regional.
Para Malasia, la cuestión de Myanmar es una oportunidad para impulsar un enfoque más audaz y asertivo. En lugar de depender de los mecanismos tradicionales de la ASEAN, Malasia podría abogar por un enfoque «minilateral», en el que una coalición más pequeña de países interesados de la ASEAN -particularmente aquellos que tienen más en juego, como Tailandia- trabajen juntos para negociar un proceso de paz. Malasia también podría presionar para revivir la Troika de la ASEAN, un grupo informal de ministros de Relaciones Exteriores de presidencias anteriores, actuales y futuras, para coordinar una respuesta diplomática más específica.
La actual Troika, formada por Indonesia, Laos y Malasia, brinda a Putrajaya una oportunidad única para liderar esta respuesta más específica. Al explorar enfoques sin consenso para abordar las crisis regionales, Malasia podría romper el estancamiento y demostrar que la ASEAN puede actuar cuando sus valores fundamentales se ven amenazados. Si no se logra cambiar la situación en Myanmar se corre el riesgo de reforzar la percepción de que la ASEAN es poco más que un grupo de discusión sin influencia política real.
Equilibrando a China: ¿Puede Malasia mantener unida a la ASEAN?
La disputa del Mar Meridional de China sigue siendo otra cuestión delicada que Malasia debe abordar con cautela. Como Estado reclamante y país coordinador de las relaciones con China de la ASEAN, Malasia enfrenta la delicada tarea de equilibrar sus propios intereses y los de la región. La presión de Anwar para acelerar el código de conducta para resolver las disputas en el Mar Meridional de China será una prueba crítica de la perspicacia diplomática de Malasia.
Sin embargo, existe una creciente preocupación entre algunos miembros de la ASEAN, como Filipinas y Vietnam, de que los estrechos vínculos de Malasia con China puedan socavar su capacidad para actuar como mediador imparcial. En los últimos años, Malasia se ha hecho amiga de Beijing, acercándose en temas como el conflicto palestino-israelí y las asociaciones económicas a través de BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Este giro podría generar dudas sobre la neutralidad de Malasia y potencialmente debilitar la confianza entre los estados reclamantes de la ASEAN.
El desafío de Malasia será impulsar un fortalecimiento del orden basado en reglas en el Mar Meridional de China manteniendo al mismo tiempo la unidad de la ASEAN. Debe garantizar que los intereses colectivos de la ASEAN tengan prioridad sobre los vínculos de cualquier nación individual con Beijing. De no hacerlo, se corre el riesgo de alienar a socios clave de la ASEAN y podría descarrilar el progreso del Código de Conducta, que se ha estado negociando desde 2002.
La economía digital y la RCEP: la agenda económica de Malasia
Más allá de los desafíos diplomáticos, la presidencia de Malasia presenta una oportunidad para fortalecer la agenda económica de la ASEAN. Con el acuerdo comercial más grande del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), ahora en vigor, Malasia podría convertirlo en una pieza central de su presidencia. La implementación total de la RCEP podría posicionar a la ASEAN como un centro para el crecimiento regional, pero esto requiere una coordinación significativa para superar los obstáculos regulatorios y de infraestructura.
Malasia también tiene la oportunidad de avanzar en las negociaciones sobre el Acuerdo Marco de Economía Digital de la ASEAN, que se lanzó en 2023. Para 2030, la economía digital de la región podría generar 2 billones de dólares, pero para que eso suceda, Malasia necesita ayudar a los países de la ASEAN a armonizar sus políticas de economía digital. La visión de Anwar de hacer de Malasia una economía impulsada por la IA proporciona un modelo para el tipo de liderazgo necesario para impulsar estas iniciativas.
Sin embargo, esto no será fácil. Algunos países de la ASEAN tienen retrasos en la infraestructura digital y existe una brecha importante en los estándares regulatorios en toda la región. Malasia debe centrarse en tender puentes (tanto literales como metafóricos) para garantizar que ningún Estado miembro quede atrás en esta transformación digital.
Realineamientos globales: el giro de Malasia hacia los BRICS y Oriente Medio
Un acontecimiento notable que podría moldear la presidencia de Malasia en la ASEAN es su giro hacia el fortalecimiento de los vínculos con los BRICS y el Medio Oriente. Las recientes propuestas de Malasia hacia China y Rusia, así como su postura pro palestina, apuntan a una política exterior reorientada hacia el Sur Global. Si bien esto podría mejorar la posición de Malasia a nivel interno, también corre el riesgo de crear tensiones dentro de la ASEAN, que tradicionalmente permanece neutral en los conflictos globales.
Como presidente de la ASEAN, Malasia debe garantizar que sus realineamientos de política exterior no socaven la cohesión del bloque. Algunos miembros de la ASEAN, particularmente aquellos con vínculos más estrechos con Occidente, pueden ver con sospecha las propuestas de Malasia hacia los BRICS. El desafío de Malasia será garantizar que la ASEAN continúe actuando como un actor neutral y central en la región de Asia y el Pacífico, en lugar de permitir que los realineamientos globales la empujen en direcciones contradictorias.
¿Un año de liderazgo o un año de oportunidades perdidas?
Hay mucho en juego para la presidencia de Malasia en la ASEAN. Anwar tiene tanto la oportunidad como la responsabilidad de liderar a la ASEAN en uno de los períodos más difíciles de los últimos tiempos. Al abordar la crisis de Myanmar con nuevas propuestas audaces, impulsar las conversaciones sobre el Mar Meridional de China, promover la integración económica y equilibrar sus asociaciones globales, Malasia podría dejar una huella duradera en la región.
Pero el riesgo de fracaso es igualmente grande. Si Malasia no puede superar estos desafíos, la importancia de la ASEAN como bloque regional seguirá disminuyendo. Las expectativas son extremadamente altas, pero las recompensas potenciales también lo son. El mundo estará esperando para ver si Malasia puede restaurar la unidad de la ASEAN o si 2025 será recordado como un año de oportunidades perdidas.
Cuando Malasia asume la presidencia de la ASEAN, la cuestión ya no es si la ASEAN podrá sobrevivir, sino si Malasia podrá conducirla hacia un futuro más unificado y eficaz.